Después de tantos años viviendo en la oscuridad…
Ver hasta el más mínimo destello de luz hubiera sido un milagro.
No recuerdo cuando me di cuenta de que esa luz provenía de un humano
Igual que los fuegos artificiales, cuando un humano muere…
Un precioso rayo de luz emerge de su cuerpo.
Sin darme cuenta, necesitaba con toda mi alma ver esa luz que los humanos despiden al expirar.
Esa luz inestable, llena de fuerza y rabia…
Una luz que transmite su tristeza.
No soy el único que se siente atraído por esa especie de luz, muchas personas acuden a ella.
Si, como los mosquitos a la luz.
Ni siquiera yo pude resignarme a volver a la oscuridad después de ver esa luz,
También soy uno de esos mosquitos. Un mosquito que tiene miedo de perder esa luz que ha encontrado, un mosquito que desea fundirse con el calor de esa luz, un mosquito que baila alrededor de ella.
El mundo está lleno de esos mosquitos, pero hay uno diferente entre nosotros.
Él no es un mosquito.
Aunque no sé muy bien cómo explicarlo, aun en vida, él emite esa extraña luz que me cautiva.
Si, como el brillo de una espada.
Una espada de acero que ha sido forjada para la guerra. Una espada que emite un brillo feroz. Plateado.
¿Pero por qué será…? ¿Qué no puedo?
¡Soportar esa luz!