jueves, 11 de agosto de 2011

Rumore


El ruido que te molesta al dormir… no siempre viene de afuera.
El tic-tac mutante de ese reloj inexistente, exactamente ese que no le permite dormir durante las noches.
Enormes ojeras adornan sus ojos, todos la miran, muchos comentan, pero nadie entiende.
El ruido no está afuera, martillea dentro de su cráneo, incesante.
El sabor de la locura es extraño, una sustancia pegada en el paladar con una esencia indefinida, una fruta amarga e inconsistente.
Cálido.
El líquido carmesí escurría entre sus dedos, ojos desenfocados observando la manchada pared, un chispazo de corriente sacudió el cuerpo, arrastrando su conciencia en diferentes direcciones, suspendiéndola, pensando en todo y en nada al mismo tiempo.
Una risa enferma nació desde su garganta, un gorjeo deforme al principio que fue ganando intensidad al pasar de lo minutos, retumbando contra las paredes de frio concreto, resbalando en la estructura.
Desencajaba el rostro rodeado de lágrimas indiscretas, carcajeándose.
Un esfuerzo inútil.
Seguía ahí, persistente, reusándose a abandonarla como una sombra, no podía recordar cuando había empezado ¿Dónde cometió aquel fatal descuido qué desencadenó esta tortura?
Consumiéndola, devorándola desde adentro cual parásito.

Porque seguía ahí, ese tic-tac de reloj dentro de su mente, y no importaba lo que hiciera, se mantendría ahí.

Hasta el final de sus días.

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