Tuve una crisis, no una de estas graves o profundas que te quitan el sueño y dejan marcas, cicatrices o lo que sea, con suerte un par de ojeras.
En realidad fue espontaneo, algo efímero, una pesada roca que se desintegró luego de un buen rato.
La culpa de todo ese desorden, la tiene aquella descarada; quien no me a dado una visita decente en cinco meses, sólo muestra su cara unos diez míseros minutos y después se marcha, sin mencionar que tengo que golpearla bastante para tener su cooperación. “¿Por qué mejor no pruebas el dialogo?” Mi modus operandi me dice lo contario violencia primero, respuestas después.
A penas propuse la idea, se armó un jaleo de dimensiones, un barullo incesante aumentando más y más.
Por un lado estaba André gritándome sobre como su maravillosa existencia no podía quedar fuera o “El mundo me necesita, no puedes hacer esto” adornado de un discurso interminable de cuan magnifico es. Aquellos gemelos me amenazaron con la tunda de mi vida si osaba detenerme, él mayor intentó poner orden que no sirvió de mucho gracias al coro de “callates” ondulando en la atmósfera.
Una flameante morena siguió el ejemplo de los menores, levantando un cuchillo, incluso mi Aneki.
Después de tanto estruendo y gritos, llegamos a la conclusión de que le soberana culpable de todo este caos, era esa zarrapastrosa.
Jamás golpeamos a alguien tan fuerte, pero, las excepciones existen y no hacen mal a nadie…
te dije que André te iba a acosar, pero bien hecho ¬¬
ResponderEliminaresperemos que tus crisis no se repitan, al menos no de esta índole, porque sino entraremos todos entraremos todos en crisis!!! D:
y no me digas aneki!!! D:<
jajaja!! si no te imaginas lo traumante que fue que André me gritara por 15 minutos Dx
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